viernes, 1 de febrero de 2008

Un minuto de silencio (con música de fondo)

La vida propia pasa por todas partes, incluso por el final de la vida ajena*. Nunca sabemos (nunca sé) qué acontecimiento puede disparar las alertas dentro de nuestra mente.
Estamos tan habituados a los crímenes, las estadísticas de accidentes de tránsito, las noticias de catástrofes, las imágenes de atentados terroristas, que la muerte se torna algo con lo que convivimos permanentemente, tanto que, como en cualquier convivencia, se pierde de vista entre las otras cosas.
Antiguamente, cuando el hombre vivia en comunidades muy pequeñas y casi tribales, la desaparición de cualquiera de sus miembros causaba una fuerte conmoción en el resto de la comunidad, hoy solo nos afecta de esa manera la pérdida de un familiar o de una figura relevante (dentro de nuestra particular escala de valores).
Y de la manera en que nos afecta es tomando conciencia de la fragilidad con la que estamos construidos o del paso inevitable de los años y su lógico desenlace. Cada minuto se va alguien de éste valle de lágrimas, algunos se van antes de poder hacer todo lo que pudieron o debieron haber echo, otros mucho después de hacer lo que nunca debieron haber echo y unos pocos, cuando les llega la hora, tienen la casa en orden, las cuentas saldadas y un camino recorrido en compañia de sus afectos.
Cada cual piensa en su propia muerte desde distinta óptica. Algunos quisieran que cuando ésta los visite hayan tenido tiempo suficiente para ver realizados algunos sueños personales (como un viaje por ejemplo), otros solo ruegan que llegue rápida y sin dolor, algunos se angustian por los que quedan detrás, otros por lo que les espera adelante... existen tantas formas de pensar en la muerte como las que hay de pensar en la vida, eso es seguro.
Personalmente no es un tema que me obsesione ni mucho menos pero al pensar en mi propio final inevitablemente eché una mirada al camino recorrido y a lo que falta por andar, fué ahí cuando sonó la alarma. Porque se está haciendo un poco tarde y aún queda mucho camino por recorrer (y no es cuesta abajo precisamente).


*Con el permiso de Pau y con todo respeto, dedicado a Loli




8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un pésame desde lejos...(para Pau)
Saludos.

Elias dijo...

Hace no mucho escribi algo sobre este mismo etma, y sinceramente creo que en la vida uno debe ir enfrentando sus fantasmas y por sobre todo enfrentar el fantasma de la muerte, que cuando llegue, sea cuando sea (salvo cuando acontece por alguna injusticia causada por alguien que se olvido que su libertad termina donde empieza la de los otros) sea siempre el momento justo. Steve Jobs( a quien basicamente debemos el tener una pc delante nuestro) dijo en un discurso: vivan como si mañana fuera su ultimo dia, asi jamas tendran nada que reprocharse!

Anónimo dijo...

Loki, tenés razón... Necesitamos sentir de cerca ciertas cosas para poder darnos cuenta. El darse cuenta es algo que cada día más siento como algo necesario para vivir.

Tenés todo mi permiso, y gracias.

Y Nora, no te conozco, pero gracias a vos también.

Loki dijo...

Nora, ya te contestó Pau pero gracias de mi parte por la visita también.

Elías, si yo viviera como si mañana fuera el último día de mi vida nunca podría juntar ni para pagar el alquiler ni hacer una simple cita para el dentista la semana que viene. Es una postura muy romántica esa pero créame que es impracticable en la vida real.

Pau, el darse cuenta de las cosas antes de que nos las llevemos por delante (o nos pasen por encima) es un difícil arte, yo desistí y opté por confiar en mis reflejos (y me pego cada palo que ni le cuento)

elRober dijo...

Pura verdad... igualmente creo que más que miedo a morirnos, tenemos miedo a lo que puede venir después de morirnos.
Tenemos miedo a que en realidad no venga nada más, nos da terror. Porque nunca queremos parar.

No sé qué habrá allá, pero lo único que espero es que haya algo.

¡Abrazo grande!

Loki dijo...

Ahhh! La eterna pregunta no?
Creo que todo esta bien si vivís (y dejas de hacerlo) de acuerdo a lo que dicta tu fe o falta de ella... los conflictos vienen cuando dudamos de lo que siempre creimos o nos hicieron creer en ese momento crucial.
La expectativa de volver infinidad de veces a este mundo hasta agotar el Karma, gozar de una eterna dicha, padecer tormentos hasta el fin de los tiempos o desaparecer en la nada absoluta no deberían ser opciones que justifiquen lo que hacemos aqui y ahora. Personalmente creo que el cielo y el infierno se generan en la propia conciencia.

Anónimo dijo...

siempre es triste cuando alguien muere, pero si ya estaba viejo(a) pues entonces es facil aceptar esa muerte, es la ley de la vida.

Loki dijo...

ahh, bueno... cuando seas "viejo" me contás que tan fácil es, si?